sábado, 26 de noviembre de 2016

MIS RAICES


Hace aproximadamente 16 años que nací, siempre fui bastante alegre, cabezota, soñadora. Jamás pensé que estas cualidades se volviesen en mi contra. Tuve una infancia normal, con unos padres que no estaban mucho tiempo en casa, y casi siempre cuidada por mis abuelos –las personas a las que siempre les tuve un cariño especial–. Desde pequeña había una única cosa que me dejaba ser yo realmente, nadar. Nadar se convirtió, desde los 3 años, en una vía de escape a mi vida cotidiana. Y esta pasión más tarde me permitiría conocer a gente maravillosa, entre ellas mi actual entrenador, Nacho.

Cuando cumplí 14 años, ya me había cambiado 3 veces de colegio. En el que estaba, me encontraba bien, un poco fuera de lugar, pero eso era un sentimiento bastante común en mi vida. Pero algo dentro de mí se rompió, por momentos dejaba de controlar mis ataques de cabezonería, esos que siempre había tenido, pero nunca en ese descontrol. Esa alegría que me caracterizaba cada día se iba esfumando un poco más, y me convertí en una persona reservada pero muy sensible e irascible, por ello siempre tiendo a gritar o llorar pero nunca a contar nada de mí vida. Pero  a pesar de todo eso –esta  es solo la parte mala de la historia– siempre fui feliz.

Fui feliz nadando, soñando en todo lo que quería ser, siendo yo, fiel a mí misma; aunque hubiese veces en las que las situaciones me convirtiesen en una persona muy políticamente correcta aun no siendo yo. Esto solo me trajo ventajas en realidad, con ello aprendí a tratar con las personas, a saber mucho sobre ellas sin necesidad de que hablaran. Desde pequeña tuve muy claro mi futuro, siempre quise ser neurocirujana o dedicarme a la política, en cualquiera de los casos, tratar de mejorar el mundo en el que vivimos, ya que siempre fui bastante rebelde en ese sentido. Nunca me gusto que pasasen cosas malas en el mundo y menos a mi alrededor, hubo un tiempo en las que lo permitía pero deje de hacerlo, ni nada ni nadie perjudicaría mi alrededor – y nunca podrán callarme ante estas situaciones–. Aunque últimamente de eso me encargo yo.

1 comentario:

  1. Muchas gracias por dejarnos conocerte un poco más. En cuanto a tus sueños, no los veas como algo lejano, estoy segura de que, en mayor o menor medida, ya mejoras el mundo.

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