jueves, 13 de diciembre de 2018

Disney

Sinceramente, todos creen que soy estúpida, que soy un bebe que no sabe ver las cosas como son, que no sabe dar las gracias ni pedir disculpas, un bebe que todavía no sabe como es el mundo real, pero si soy sincera, ojalá fuera así. Mi historia no es un cuento de hadas, detrás de esta sonrisa ha habido demasiado sufrimiento, demasiadas muertes y puñaladas, pero la muerte que más me impacto fue la de mi antiguo yo, esa niña inocente con ganas de ser mayor, esa niña murió hace demasiado tiempo, tanto que ya no queda ni un trozo de ella en mi, y lo sé, las personas físicamente no pueden morir y transformarse en otra por completo, pero los científicos están muy equivocados en eso, cada vez que uno de ellos dice algo, una persona muere y se convierte en otra sin quererlo, lo hace y ni siquiera se da cuenta, forma una armadura de hierro dentro de ella para que así nadie más pueda hacerla daño, pero cada armadura se rompe al cabo de los años y aún más si tiene un punto débil en ella. Y así fue, mi armadura se rompió en cachos cuando conocí a la única persona que me dejó huella.
Puto Peter Pan que nos enseñó que con polvo de hada se puede solucionar cualquier cosa, ese polvo de hada se a transformado en droga en la nariz de los adolescentes. ¿Qué estupidez, ¿no? Nos enseño un mundo en el que puedes seguir con tu inocencia, pero lo que también nos enseñó es que cuando te enamoras puedes hacer cualquier cosa por amor, por eso Peter decidió crecer y envejecer con Wendy, con esa niña de rizos y una sonrisa perfecta. Pero ¿y Campanilla? Peter abandonó a la única que estuvo ahí desde el principio, la que en su momento casi muere por salvar a Peter, él la abandonó y la destrozó, no se supo más de Campanilla y eso a esta edad me dio a entender de que murió por amor por alguien que nunca la quiso a ella como ella le quiso a él.¿Y Garfio? El tan solo quería que Peter se diera cuenta de todo, pero Peter lo único que hacía era joderle cuando Garfio solo intentaba ayudarle. Sí, Garfio, ese pirata tan malo como lo pinta Disney, él era el padre de Peter, él solo intentaba hacer que Peter viera las cosas como eran, que se diera cuenta de que hacía mal en dejar a Campanilla por Wendy, pero a Peter le dio igual de tal forma que decidió matar a su padre y abandonar a Campanilla.Todo muy irónico, ¿no? Al cabo de los años te das cuenta de que todas las historias de Disney tienen algo de verdad, una historia oculta detrás de todas esas historias de fantasía que narran.¿No os habéis dado cuenta de que en todas las historias de Disney es el Príncipe Azul el que salva a la Princesa? Pues así es, nos enseñan desde pequeñas que algún día un héroe nos rescatará y se casará con nosotras y vivirémos felices y ¿comeremos perdices? Por desgracia desde pequeñas nos enseñan que tenemos que depender de los hombres para hacer algo, pero ¿y Mérida? Ella quería ser libre, una adolescente feliz y libre, pero ¿qué pasó? Hombre tras hombre pasó por su corte para casarse con ella, haciendo ver otra vez que tenemos que depender de un hombre. Pero ¿qué hizo? Castigar a su madre por no dejarla vivir y escapar, más tarde se dio cuenta de que su madre no tenía la culpa y decidió eliminar lo que la había hecho. Tubo que pasar por cosas verdaderamente increíbles para poder salvar a su madre, y las hizo todas ellas sin mirar atrás, sin depender de ningún hombre, dejando atrás a todos ellos, y lo consiguió, ella sola, sin ayuda de nadie.Ahora diréis que eso no es cierto, que me lo acabo de inventar, pero en el fondo sabéis que tengo razón, que todo por lo que luchamos es por igualdad y por amor, amor a nosotras mismas, no dependemos de nadie para que luego nos rompa el corazón.Y, ¿esto lo va a pensar un bebe? Ni si quiera un adulto pensaría esto, tan solo un loco podría darme la razón, pero, no todos estáis cuerdos, ¿no?Que les den a los cuentos de princesas perfectas y hermosas, yo me quedo con el cuento de Mérida, el cuento de una adolescente que quiere ser libre.

Sí, tú

Perdón, sí, tú, chico de la sonrisa.
Que no puede parar de enamorarme,
de tentarme y fuertemente liarme.
Pues, querer tu olor en esta camisa

gravemente me tienta y me avisa
de que ansío con deseo no callarme
esto que ansía con deseo acuchillarme
por dentro con letras que fueron brisa.

Tierra café en rostro hermoso.
Luz das en esta triste oscuridad.
Luz que ilumina este vacío lloroso

que lograste poder dejar borroso.
Esta alma dejaron sin gravedad
que lograste bajarla a un confín lioso.

Mi lienzo en blanco

Sentada en una mesa vacía enfrente de un televisor que ya no enciende, una lámpara que poco alumbra y un simple lienzo en blanco enfrente de estos ojos que ya no ven lo bonita que es la vida.
Un lienzo en blanco que me da a pensar en tu rostro, pero dibujarlo no puedo, no puedo...
Quiero dibujarlo, pero no puedo, mis manos dejan caer el lápiz sobre este lienzo que no acabo ni empiezo, ¿por qué tiene que ser tan difícil? Quiero dibujar su rostro, pero no puedo, se te atascan los movimientos y su rostro en este lienzo se convierten en letras que coge mi mente y escupen mis manos al escribir en este triste lienzo sin alma ni belleza, que solo refleja oscuridad y vacío.
Pero cuando empiezo no puedo parar, cada recuerdo suyo es un párrafo más en el vacío lienzo en el que escribo, pero no deja escribir.
Entonces se llena más y más hasta que las letras ya no caben, pero miles de recuerdos plasmados ha dejado una vomitona de dolor y lágrimas que a provocado mi cabeza como castigo a este corazón que late, pero no vive.
Recuerdos que decidí borrar de mi mente para dar paso a nueva gente, pero, nada, es imposible deshacerse de tan buenos recuerdos, aunque ahora solo sean lágrimas nocturnas en las noches oscuras y muertas de esta alma que no vive, pero deja vivir.
Recuerdos que borre de mi cabeza, pero no de mi corazón. ¡Maldita razón! ¿Por qué tan cruel conmigo eres? Te escribo mientras muero de agonía y tristeza por los recuerdos que dejaste clavados, como daños que ahora guarda mi piel y cicatrices que se cierran todas las noches y se abren todas las mañanas.
Querida locura que provoca este recuerdo de agonía sin fin, deja de torturarme con su recuerdo porque estas lágrimas que mis ojos derrochan se van en vano, esta sangre que ahora desborda se va y no vuelve por el recuerdo lúgubre que dejo su puzle en mi cabeza por culpa de su maldita destreza de hacerme sonreír cuando lo necesité e irse cuando ya me acostumbré a eso de ser feliz día tras día.
¡Malditos sentimientos! ¿Por qué me hacéis esto a mí? ¿A caso hice algo en otra vida que no os gustó? Dime Dios mío el por qué de mi sufrimiento, el por qué de este caos que ronda en mi cabeza, esta locura en la que mi cuerpo yace, esta agonía que mi pecho sufre en las oscuras noches, este nudo constante en la garganta y el estomago al escuchar su nombre.
¿A caso me he metido yo en este vacío? ¿A caso he caído en el vacío que me fui construyendo al irme acostumbrado a él?
Querida agonía que vive en las noches y muere por las mañanas en mi pecho, ¿a caso no me oyes gritar para mis adentros el cuanto le quiero y cuanto me duele recordarlo?
Debería de gritarle a este vacío que pronto saldré y que este lienzo que ahora lleno por fin acabaré y guardaré en el cajón de mi memoria que recuerda, pero olvida.
Querido lienzo, ¿hace falta que le recuerde día tras día para plasmarle en tu vacío? ¿Cuándo acabara este dolor que siento en mi pecho?
Llena de preguntas me encuentro, preguntas que respondo, pero no respondo.
Llena de recuerdos que quieren que vuelvas a este mundo de sueños rotos pero vivos y sonrisas bonitas pero rotas, que vuelvas y ayudes a este puzle para ser construido poco a poco.
Pero, ahora ya lo sé queridos recuerdos, no puedes hacer nada, cuando lees un libro ya te sabes el final la segunda vez que lo lees, por eso, volver al principio acabaría igual, un final lleno de promesas rotas y de sonrisas vivas pero muertas.