viernes, 29 de septiembre de 2017

¡VOLVEMOS A LA CARGA!


Se nos acabó el verano y eso tiene ninguna pocas cosas buenas, aunque espero que para vosotros una de ellas sea que el taller de escritura empieza de nuevo.

Este año seguiremos donde lo dejamos. Espero poder contar con todos los que participasteis el año pasado y poder dar la bienvenida a nuevos escritores. Recordad que lo único que necesitáis son ganas y mucha imaginación.

Para calentar, vamos a empezar con algo sencillo. Seguro que todos habéis pasado unas vacaciones geniales, así que me gustaría que compartierais un fragmento de esas experiencias con nosotros.
No me entendáis mal, no quiero que me escribáis como en primaria: " fui primero al pueblo y luego a la playa y ¡ay qué bien me lo pasé!" No señores, nosotros ya estamos en otro nivel, así que pensad en un momento que fuera especial para vosotros (un atardecer, un paseo un con un amigo, un paisaje que os llamara la atención, una conversación...) y compartidlo con nosotros. Sabéis que podéis añadir lo que queráis a vuestro texto: fotos, dibujos...

Para dejaros algo de inspiración, os dejo este fragmento de mi libro favorito, el guardián entre el centeno:

"Era un taxi viejísimo que olía como si alguien hubiera acabado de vomitar dentro. Siempre me toca uno de ésos cuando voy a algún lado de noche. Pero más deprimente todavía era que las calles estuvieran tan tristes y solitarias a pesar de ser sábado. Apenas se veía a nadie. De vez en cuando cruzaban un hombre y una mujer abrazados por la cintura, o una pandilla de tipos riéndose como hienas de algo que apuesto la cabeza a que no tenía la menor gracia. Nueva York es terrible cuando alguien se ríe de noche. La carcajada se oye a millas y millas de distancia, y hace que uno se sienta aún más triste y deprimido. En el fondo, lo que me hubiera gustado habría sido ir a casa un rato y charlar con Phoebe. Pero, en fin, como les iba diciendo, subí al taxi, y pronto el taxista empezó a darme un poco de conversación. Se llamaba Howitz y era mucho más simpático que el anterior. Por eso se me ocurrió que a lo mejor sabía lo de los patos.
-Dígame, Howitz -le dije-. ¿Pasa usted muchas veces junto al lago del Central Park ? 
-¿ Qué ? 
-El lago, sabe. Ese lago pequeño que hay cerca de Central South Park. Donde están los patos. ¿ Sabe, no? 
-Sí. ¿ Qué pasa con ese lago ? 
-¿ Se acuerda de esos patos que hay siempre nadando ahí ? Sobre todo en primavera. ¿ Sabe usted por casualidad dónde van en invierno ? 
-Adónde va , quién ? 
-Los patos. ¿ Lo sabe usted, por casualidad? ¿ Viene alguien a llevárselos a alguna parte en un camión o se van ellos por su cuenta al sur, o qué hacen ? 
El tal Howitz volvió la cabeza en redondo para mirarme. Tenía muy poca paciencia, pero no era mala persona. 
-¿ Cómo quiere que lo sepa? -me dijo-. ¿Cómo quiere que sepa semejante estupidez ? 
-Bueno, no se enoje por eso. 
-¿ Quién se enoja ? Nadie se enoja. 
Decidí que si iba a tomarse las cosas tan a pecho, mejor era no hablar. Pero fue él quien sacó de nuevo la conversación. Volvió otra vez la cabeza en redondo y me dijo: 
-Los peces son los que no se van a ninguna parte. Los peces se quedan en el lago. Esos sí que no se mueven. "

P.D: recordad que además de las propuestas podéis escribir cualquier cosa que se os pase por la cabeza y etiquetarlo en LIBRE. Aún así os recomiendo intentar hacer todas las propuestas que podáis, para ir ampliando vuestros horizontes y salir de vuestra zona de confort, ya que esto será lo que os ayude a mejorar. ¡Un buen escritor debe poder escribir sobre cualquier tema