Esa tarde – noche veraniega, junto a la playa de Poniente de
Gijón, la Oreja de Van Gogh interpretaba sus canciones: las de siempre y
algunas de su nuevo disco. La playa estaba abarrotada de gente. Me sentía
feliz. Estaba con mis amigos y familia disfrutando de unos instantes mágicos.
El grupo nos deleitaba. Leyre se llevaba los aplausos del
público con temas fascinantes como Muñeca de trapo, Dulce locura, Cometas
por el cielo, Cuéntame al oído, Jueves, La playa... Junto a ella brillaba también Pablo y el
resto del grupo.
Las canciones que más me gustaron fueron “Jueves” y “La
playa”. De la primera me gusta la chispa de amor que surgió entre dos
desconocidos que nunca pudieron intercambian palabras de amor porque el reloj
de la vida se detuvo para ellos un once de marzo en el tren de la muerte. La
segunda recrea un momento feliz de una
pareja en una playa. Se trata de una despedida en la que ella añora su
encuentro y por ello guardará su historia en la letra de la canción. Me gusta
la parte de la canción que dice:
“Si pudiera volver a nacer
Te vería cada día amanecer
Sonriendo como cada vez
Como aquella vez ”
Te vería cada día amanecer
Sonriendo como cada vez
Como aquella vez ”
La emoción de la gente invadía el espectáculo. Había mucha
gente que se sabía la letra de muchas canciones y la tarareaban junto a la
cantante.
Eran cerca de las tres de la mañana cuando terminó el
festival. La Oreja de Van Gogh nos dedicó lo mejor de sí mismos, se entregaron
al escenario. Los jóvenes de Gijón estábamos emocionados. Esta actuación
formaba parte de las fiestas de Gijón. Un año más mi pueblo, que siento como
mío, porque cada verano voy allí, revivía y se sentía unido en la música.
Terminado el concierto, nos quedamos en la playa. Allí había
unos puestos donde vendían manzanas de caramelo, palomitas... Mi amigo me invitó a un algodón de azúcar de
colores. Su sabor era especial.¡Estaba delicioso!
Ahora desde Madrid recuerdo ese mar, ese cielo, esa música
especial y esos dulces algodones de la Semana Grande de Gijón.
Dedicado a mi abuelo.
Si pudiera... te
vería cada día...
Sonriendo... como aquella vez