Zharken Eyvar no pudo ver el fogonazo de luz,
pero aún así percibió cómo sus amigos humanos caían al suelo, cegados por el supuesto
destello. Al parecer había perdido el sentido de la vista, pero para él no
parecía ser un inconveniente; ya que, curiosamente, podía distinguir todo lo
que le rodeaba sin que la luz tuviera que entrar en sus pupilas. Era una
especie de “visión oscura”, la cual había ampliando su campo de percepción,
permitiéndole saber lo que tenía detrás suya sin darse la vuelta.
-¡Los Shai han atacado la pirámide! – Gritó Yif
Alazten. – Tenemos que salir de aquí de inmediato.
-¡¿Y cómo vamos a hacer eso?! – Preguntó Shen,
en el mismo tono que el amo de jardín. – Por si se te ha olvidado, tu señor… -
Shen cortó la frase al ver a Zharken levantándose y dirigiéndose sin ningún
problema hacia la salida, haciendo un gesto para que le siguieran, cosa que
éstos hicieron.
- ¿A dónde vamos, Yif? – Preguntó su señor
- Hay un búnker bajo el salón principal,
iremos hasta allí.
- Bien, guíanos.
Mientras corrían por los pasillos, Zharken se
percató de que llevaba puesto un mono de enfermería, y no sus ropajes ketharís.
Soltó una maldición, dolorido por dejar atrás esa prenda tan práctica.
- Una cosa, Z. –preguntó Jay. - ¿Cómo es que
puedes saber lo que hay a tu alrededor sin ver? ¿Es acaso eco localización o
algo parecido?
-Los Qfi Azja no poseemos eco localización en
nuestra forma genérica. – Contestó Zharken, con una risita. – algunos incluso
no la tenemos ni en la Forma Única.
- ¿Entonces..?
- Entonces, Jay, puedo percibir lo que hay a
mi alrededor, como si pudiera “ver” a través de la oscuridad
- ¿Desde cuándo sabes hacer eso?
- Desde que me desperté en la enfermería –
Respondió Zharken
- ¿Y por qué no nos lo habías dicho antes? –
Exigió saber Yif Alazten.
- Muy simple, porque no me habíais preguntado
antes. – Dijo en tono burlón, encogiéndose de hombros.
Al llegar al Salón Principal, una atemorizada
muchedumbre les dispersó por toda la sala. Zharken, para ahorrarse esfuerzos,
decidió fluir en el frenético mar de zayrens, escuchando súplicas a la Dama del
Bosque, la cual no había ido a luchar.
- “La Dama del Bosque…” – Pensó. Ésta había
entrado en la enfermería en la cual se encontraba antes, como si estuviese
persiguiendo a alguien, únicamente para marcharse corriendo más tarde. Alzó la
cabeza, pensando que tal vez su visión oscura alcanzaría la cúspide de la
Pirámide. El intento, como preveía, fue en vano. La figura de Yif Alazten se
acercó a él por la derecha, nadando entre el mar de gente que llenaba el Salón.
-Tus amigos humanos están ya en el búnker. –
Dijo el Amo de Jardín, agarrando a Zharken por el hombro.
- Bien, ve con ellos, necesitarán compañía.
- ¿Cómo? – Preguntó Yif - ¿Qué se supone que
pretendes hacer?
- Buscaré un sitio alto y me lanzaré a ayudar
a los zayren.
-Zharken… ¿Eres consciente de que no llevas
tus ropajes ketharís?
- He pensado en eso. – dijo. – Voy a usar la
Forma Única.
- ¡¿La Forma Única?! – Exclamó el amo de jardín.
- ¿Acaso sabes invocarla?
- Li-Shu me enseñó a usarla cuando quiera,
dedicó mucho tiempo a entrenarme en ello.
- Aún así, no puedo poner tu vida en peligro…
- ¿Acaso no lo ves, Yif? Estoy ciego, los
fogonazos Shai no tienen ningún efecto en mí
- Está bien; pero Zharken, escúchame bien, ni
se te ocurra poner tu vida en peligro, ¿me oyes?
- Vale, prometo no morirme. – Dijo Zharken,
para más tarde dirigirse a las salidas. Unos guardias trataron de impedirle el
paso, pero aún así consiguió salir de allí, dirigiéndose después a las
escaleras. Subió durante lo que le parecieron siglos, corrió tanto que su
visión oscura se distorsionó, lo cual le hizo chocarse con alguien que iba al
lugar opuesto. Ambos cuerpos cayeron al suelo, y cuando Zharken recuperó su
percepción pudo fijarse en la silueta con la cual se había chocado.
La silueta pertenecía a la Dama del Bosque,
Euynérala.