De vuelta a la realidad, La Dama del Bosque se
percató de todos los ojos, qfilianos y humanos que la estaban observando y,
consumida por la vergüenza, salió de aquella sala, antes de que cualquiera de ellos
pudiera decirle nada. Tras un largo ascenso hacia la cima de la pirámide, Euyn
llegó a sus amplios aposentos. Ser la Dama del bosque tenía sus privilegios, y
uno de ellos era el contar con la parte superior de la pirámide para
ella…bueno, para ella y para el Ziheff, desgraciadamente. Por suerte, el cuarto
había sido dividido gracias a sus exigencias: la cara que daba al noreste le
pertenecía al Ziheff, mientras que ella podía disfrutar de las hermosas vistas
del sur de Zayreap desde el balcón. Incluso, si se fijaba bien, podía ver parte
del Océano de las Auroras a lo lejos, con su típica luz verdosa.
No se había centrado mucho en decorar su
porción de habitación, ya que sólo contaba con una amplia cama, un armario para
guardar su innecesaria cantidad de túnicas y un pequeño escritorio escondido
entre altas pilas de libros. Por lo demás la sala estaba relativamente vacía,
lo cual la daba cierta tranquilidad, pues si, por alguna razón, la voz tomaba
el control…
- -“¡Basta, Euyn!” – Se dijo a sí
misma – “¿Quieres dejar de pensar en ello? No te va a ayudar…”
“Creo que existe un modo…” Esa frase no paraba
de martillear su cabeza como si ésta
fuera un yunque, evitando dirigir sus pensamientos hacia cosas más importantes.
Por suerte, ése pensamiento se vio eclipsado
por su repentino cansancio. Se dirigió sin miramientos hacia la cómoda cama y
se tiró en plancha sobre el colchón. Cerró los ojos y se dejó llevar por el
sueño.
Al despertarse, un rostro ovalado portador de
una mata negra de pelo apareció en su campo de visión. Genial, ahora tendría
que ponerle una excusa al mismísimo Ziheff. Se fue incorporando poco a poco
hasta quedarse sentada encima de la cama.
- -¿Qué hora es? – Preguntó Euyn con
voz cansada, como si no la importara estar en presencia del Ziheff. Cosa que,
sorprendentemente, era cierta.
- -Creo que esta es la tercera
Reunión del Consejo que te saltas, Euynérala. – Contestó el Ziheff, con un tono
que intentaba mostrar respeto.
- -Si… yo también me he dado cuenta
de mi ausencia. – Dijo la Dama del Bosque, con el mismo tono que antes.
El Ziheff emitió un leve suspiro y se sentó en
una silla que él mismo había traído.
- -¿Podrías darme, al menos, una razón
por la cual no hayas venido a la reunión?
- -Bueno… - Se llevó la mano a la
barbilla, pensativa.- podría decirse que todo ése tema de Zhakemur y sus
instalaciones humanas me genera cierta fatiga mental que bien podría llamarse
aburrimiento. Además, yo soy la Dama del Bosque, no intervengo en más asuntos
que en el de matarte si te vuelves demasiado corrupto. – Dijo, con una sonrisa
burlona dibujada en la boca.
- -Las responsabilidades de la Dama
del Bosque han cambiado bastante desde la Revolución Zhashnid. Ahora tenemos,
un gobierno más avanzado que el de antes de la Elevación, y me gustaría que tú
participases dentro de éste sistema.
- -Éste sistema está corrupto –
Protestó Euyn. – Ésos maniáticos del Consejo sólo quieren hacerse con el
control de Zayreap para sus propios beneficios.
- -¿No decías que ibas a matar a los
corruptos? – Dijo el Ziheff.
- -No, dije que te mataría a ti si te
volvías corrupto.
- -Aún así… - Dijo el Ziheff con un
nudo en la garganta – creo que deberías involucrarte más en política, te podría
ayudar en ésa extraña rivalidad que tienes con el Consejo.
- -Está bien – Dijo Euyn con un
suspiro. – prometo estar, al menos, informada sobre nuestra situación política.
¿Hay alguna novedad?
- -Realmente sí que la hay. –
contestó. – Al parecer, Zharken Eyvar, el hijo de Daerylion Eyvar, está en
Zayreap. Ahora mismo está en una enfermería, al parecer se ha desmayado cerca
de las instalaciones humanas por causas desconocidas.
-“Zharken Eyvar…” Pensó Euyn. – Está bien, le
haré una visita en persona cuando tenga tiempo.
- -¿Y eso será..? – Preguntó el
Ziheff, esperando ansioso una respuesta.
- -Cuando pueda, ya te lo he dicho.
- -Pero… ¿podrías darme una fecha
aproximada?
- -Está bien – Dijo Euyn, con un
suspiro. – Mañana a la posición 4 de Harklinel me presentaré ante ése noble y le
daré la bienvenida a Zayreap.
Tras fijar la cita con el chico Eyvar, la Dama
del Bosque se levantó de la cama y se dirigió el balcón, en busca de aire
fresco. Observó las estrellas, suponiendo que estaría más o menos en la
posición 2 de Asrunel.
- -¿Crees que habrá más vida allí
afuera? – Preguntó el Ziheff, poniéndose justo a su lado. – Aparte de los
humanos, claro.
- -Sería ilógico que no hubiera más
formas de vida lejos de la órbita de Harklinel. - Contestó Euyn.
- -Y... ¿tú crees que podremos algún día con
esas especies?
- -Por supuesto; es más, he pensado
en un dispositivo…
La frase de La Dama del Bosque se frenó por
culpa de un cegador fogonazo venido de los alrededores de la Pirámide.
Sorprendida por el destello de luz, Euyn retrocedió hasta el interior, pudiendo
ver a medias al responsable de la luz. Los Shai habían comenzado un asedio.
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