martes, 22 de mayo de 2018

La cúspide


De vuelta a la realidad, La Dama del Bosque se percató de todos los ojos, qfilianos y humanos que la estaban observando y, consumida por la vergüenza, salió de aquella sala, antes de que cualquiera de ellos pudiera decirle nada. Tras un largo ascenso hacia la cima de la pirámide, Euyn llegó a sus amplios aposentos. Ser la Dama del bosque tenía sus privilegios, y uno de ellos era el contar con la parte superior de la pirámide para ella…bueno, para ella y para el Ziheff, desgraciadamente. Por suerte, el cuarto había sido dividido gracias a sus exigencias: la cara que daba al noreste le pertenecía al Ziheff, mientras que ella podía disfrutar de las hermosas vistas del sur de Zayreap desde el balcón. Incluso, si se fijaba bien, podía ver parte del Océano de las Auroras a lo lejos, con su típica luz verdosa.
No se había centrado mucho en decorar su porción de habitación, ya que sólo contaba con una amplia cama, un armario para guardar su innecesaria cantidad de túnicas y un pequeño escritorio escondido entre altas pilas de libros. Por lo demás la sala estaba relativamente vacía, lo cual la daba cierta tranquilidad, pues si, por alguna razón, la voz tomaba el control…
-     -“¡Basta, Euyn!” – Se dijo a sí misma – “¿Quieres dejar de pensar en ello? No te va a ayudar…”
“Creo que existe un modo…” Esa frase no paraba de martillear  su cabeza como si ésta fuera un yunque, evitando dirigir sus pensamientos hacia cosas más importantes.
Por suerte, ése pensamiento se vio eclipsado por su repentino cansancio. Se dirigió sin miramientos hacia la cómoda cama y se tiró en plancha sobre el colchón. Cerró los ojos y se dejó llevar por el sueño.
Al despertarse, un rostro ovalado portador de una mata negra de pelo apareció en su campo de visión. Genial, ahora tendría que ponerle una excusa al mismísimo Ziheff. Se fue incorporando poco a poco hasta quedarse sentada encima de la cama.
-     -¿Qué hora es? – Preguntó Euyn con voz cansada, como si no la importara estar en presencia del Ziheff. Cosa que, sorprendentemente, era cierta.
-     -Creo que esta es la tercera Reunión del Consejo que te saltas, Euynérala. – Contestó el Ziheff, con un tono que intentaba mostrar respeto.
-     -Si… yo también me he dado cuenta de mi ausencia. – Dijo la Dama del Bosque, con el mismo tono que antes.
El Ziheff emitió un leve suspiro y se sentó en una silla que él mismo había traído.
-     -¿Podrías darme, al menos, una razón por la cual no hayas venido a la reunión?
-     -Bueno… - Se llevó la mano a la barbilla, pensativa.- podría decirse que todo ése tema de Zhakemur y sus instalaciones humanas me genera cierta fatiga mental que bien podría llamarse aburrimiento. Además, yo soy la Dama del Bosque, no intervengo en más asuntos que en el de matarte si te vuelves demasiado corrupto. – Dijo, con una sonrisa burlona dibujada en la boca.
-     -Las responsabilidades de la Dama del Bosque han cambiado bastante desde la Revolución Zhashnid. Ahora tenemos, un gobierno más avanzado que el de antes de la Elevación, y me gustaría que tú participases dentro de éste sistema.
-     -Éste sistema está corrupto – Protestó Euyn. – Ésos maniáticos del Consejo sólo quieren hacerse con el control de Zayreap para sus propios beneficios.
-     -¿No decías que ibas a matar a los corruptos? – Dijo el Ziheff.
-     -No, dije que te mataría a ti si te volvías corrupto.
-     -Aún así… - Dijo el Ziheff con un nudo en la garganta – creo que deberías involucrarte más en política, te podría ayudar en ésa extraña rivalidad que tienes con el Consejo.
-     -Está bien – Dijo Euyn con un suspiro. – prometo estar, al menos, informada sobre nuestra situación política. ¿Hay alguna novedad?
-     -Realmente sí que la hay. – contestó. – Al parecer, Zharken Eyvar, el hijo de Daerylion Eyvar, está en Zayreap. Ahora mismo está en una enfermería, al parecer se ha desmayado cerca de las instalaciones humanas por causas desconocidas.
-“Zharken Eyvar…” Pensó Euyn. – Está bien, le haré una visita en persona cuando tenga tiempo.
-     -¿Y eso será..? – Preguntó el Ziheff, esperando ansioso una respuesta.
-     -Cuando pueda, ya te lo he dicho.
-     -Pero… ¿podrías darme una fecha aproximada?
-     -Está bien – Dijo Euyn, con un suspiro. – Mañana a la posición 4 de Harklinel me presentaré ante ése noble y le daré la bienvenida a Zayreap.
Tras fijar la cita con el chico Eyvar, la Dama del Bosque se levantó de la cama y se dirigió el balcón, en busca de aire fresco. Observó las estrellas, suponiendo que estaría más o menos en la posición 2 de Asrunel.
-     -¿Crees que habrá más vida allí afuera? – Preguntó el Ziheff, poniéndose justo a su lado. – Aparte de los humanos, claro.
-     -Sería ilógico que no hubiera más formas de vida lejos de la órbita de Harklinel. -  Contestó Euyn.
-     -Y... ¿tú crees que podremos algún día con esas especies?
-     -Por supuesto; es más, he pensado en un dispositivo…
La frase de La Dama del Bosque se frenó por culpa de un cegador fogonazo venido de los alrededores de la Pirámide. Sorprendida por el destello de luz, Euyn retrocedió hasta el interior, pudiendo ver a medias al responsable de la luz.  Los Shai habían comenzado un asedio.

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