lunes, 12 de diciembre de 2016

MÚSICA SINÓNIMO DE FELICIDAD

Hace mucho tiempo, tanto,  que se me olvida por momentos; ese tiempo en el que la música solía reinar mi preciosa casa, donde bailar era el único requisito para formar parte de la familia. Perdón se me había olvidado presentarme soy Alicia, tengo casi 16 años y vivo en un pueblecillo de Álava cerca de un monasterio. Siempre he amado la música, bailar, escribir canciones y tocar mi preciado piano, pero hace tiempo que en mi casa la música se apagó. Hace alrededor de 7 años, mi abuela nos dejó, claramente fue una gran pérdida pero hubo algunos de la familia que no supieron levantar cabeza y otros que a pesar del dolor supimos seguir adelante. Pero por este acontecimiento mis padres se olvidaron de como sonaba la música y la pena les iba atrapando.


Mi querida hermana, Irene, nunca le gustó especialmente la música pero siempre bailaba conmigo, la música nos unió mucho. Por ello mi hermana siempre ponía música al cocinar, al arreglar el jardín, al hacer cualquier cosa, pero mi padre siempre que la oía iba corriendo a apagarla. Un día mi hermana y yo llevábamos puestos los cascos con la música que solíamos escuchar con mis padres en casa y sacamos los álbumes de la familia. Cuando las páginas pasaban, las lágrimas empezaban a recorrer nuestras mejillas. Yo lo único en lo que pensaba con claridad era una frase que mi abuela siempre repetía: “cualquier tiempo pasado siempre fue mejor”. Al rato de empezar mi madre apareció por la puerta, sin decir nada conecto sus cascos al ordenador donde también nosotras escuchábamos la música y se sentó entre nosotras, comenzó a pasar la hojas, al principio sin casi percatarse de que había fotos en aquellas páginas. A medida que pasaba el tiempo se paraba más a ver aquellas fotos que decoraban las paginas, hasta que llegó a una página en la que las fotos aparecíamos nosotras bailando en casa las últimas navidades con mi abuela.


En el momento en el que se percató de que en una de aquellas fotos aparecía mi abuela sentada en la butaca – que desde entonces estaba siempre vacía –  sonriendo, pero con esa sonrisa que decía: “estoy orgullosa”. Al verla, mi madre desconecto los tres cascos y la música se empezó a escuchar a todo volumen y mi madre empezó a bailar, de la manera en que siempre lo hacía cuando éramos pequeñas, nosotras la seguimos sin pensárnoslo 2 veces. A los breves instantes que la música se empezó a escuchar mi padre apareció en la habitación exhausto, miro dubitativo a mi madre, esta le tendió la mano y lentamente comenzaron a bailar. Aquel día siempre quedara grabado en mi memoria, aquel día cambio el color de mi casa, todo volvió a ser como debía, invadido de felicidad.


Inspirado en la banda sonora de CARRO DE FUEGO

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