Dejamos nuestro mundo hace
cincuenta años, la razón fueron las nubes negras, creadas gracias gente cegada
por el dinero y el poder. Nos arrebataron el respirar nuestro aire, bañarnos en
nuestras aguas y pisar nuestro suelo. Aún recuerdo la deprimente imagen que
vestía nuestro hogar desde el antro que nos mantiene vivos llamado Horizons:
sus continentes secos y enrojecidos; sus aguas, ennegrecidas por culpa de la
basura que vertíamos en los océanos. Todo aquello ocurrió hace mucho tiempo,
apenas había llegado a la mayoría de edad, pero mis pupilas retienen esa imagen
como si la estuviese viendo ahora mismo. Treinta años atrás nuestra nave llegó
a Marte, que ya había sido poblado de antes. La mayoría de los habitantes de
esta nave decidió quedarse a vivir en el antes llamado “planeta rojo”. Una
minoría decidió quedarse en el Horizons, obsesionada con seguir una extraña
señal proveniente de una galaxia recién descubierta cercana a nosotros. Yo
estoy entre esos pocos, ya que no habría soportado pudrirme en Marte. Por mucho
que digan, ese dichoso planeta no es para nada la Tierra, por eso espero que en
esa misteriosa galaxia halla algún lugar similar al perdido “planeta azul”. Ahora
mismo, la Horizons ha salido del Sistema Solar; y los ingenieros pondrán en
marcha una especie de máquina que distorsiona el espacio-tiempo… o algo así. Falta
muy poco, si este mensaje os llega, significa que hemos llegado a nuestro
destino; pero si eso no ocurre, es que hemos muerto. La cuenta atrás ha
empezado: diez…nueve…ocho…siete…seis…cinco…cuatro…tres…dos…uno…cero…
Banda sonora inspirada: Requiem for a dream
¡Muy bien redactado Carlos!
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