miércoles, 14 de diciembre de 2016

TRAS EL APOCALIPSIS

Otro día más, me desperté con la luz de la luna, rodeado de maleza e imponentes árboles que se erguían hacia el cielo. Posé mi mirada en las estrellas y recordé que sólo eran un reflejo de lo que habían sido antaño, cuando estaban vivas pero nadie podía verlas.
Así me sentía yo; invisible, efímero, solo.
Tras meses sin ver un rastro humano, había llegado a la conclusión de que si todavía había supervivientes, se encontrarían repartidos por todo el mundo.
Únicamente iba ataviado con unos vaqueros raídos y una camiseta naranja lisa que, por el momento, me habían bastado para enfrentarme a las inclemencias meteorológicas.
Ante este panorama, lo único que podía hacer era avanzar. Un paso en falso me costaría caro, debido a la gran ausencia de agua. Si bebía agua contaminada o caminaba demasiado para buscarla, moriría intoxicado o deshidratado.
Irónicamente, con tanto tiempo para reflexionar, un único pensamiento se originaba y resurgía cada día en mi cabeza, amenazándome con perder la cordura, o peor aún, encontrarla.
Sólo podía rememorar, los últimos momentos del mundo como lo conocíamos hasta ahora.





Banda Sonora: Howard Shore - The Bridge of Khazad Dum

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