sábado, 25 de noviembre de 2017

CARTA DE UNA VALIENTE

La tierra empezó a moverse y sabia que algo iba mal. Todo comienza con una niña que soñaba con su dragón todas las noches, ella sabia que los dragones estaban sobrevalorados, pero ella estaba empeñada en que el suyo era diferente, era especial. En sus sueños no paraba de morderla y le quemaba cuando abría la boca, pero siempre la pedía perdón con la boca pequeña, y los ojos llenos de lágrimas, a ella se le enternecía el corazón. Ella era la guerrera mas valiente de todo su sueño, aunque a veces estaba cansada de tener que ser tan valiente, porque, aunque no lo parezca a veces solo queremos ser libres y salir de nuestro sueño.

Todo era precioso cuando volaban sobre el mar, miraban los atardeceres, cuando estaban solos. Pero había veces en los que el dragón se ponía la capa invisible y aunque la pequeña guerrera le llamara mil veces nunca aparecía hasta que se aburría, otras veces el salía del mundo volando, y la pequeña hacia lo mismo, lo llamaba y lo volvía a llamar de forma incansable, ella nunca se podía enfadar. Había veces en las que ella no podía aguantar más, cogía su capa invisible y desaparecía. Cuando el dragón se daba cuenta enfurecía y la llamaba con agresividad, ella no podía evitar aparecer al poco tiempo aun sabiendo que el estaba muy muy enfadado.

Ella comenzó a irse más a menudo, él se creía con el derecho a enfadarse por ello. A ella ya no solo le dolía el corazón cuando el se enfadaba, el ya no solo gritaba. Ella tenía miedo, pero nunca se le olvido ser valiente. Y cuando estaba en lo más doloroso del sueño, vino el día y la despertó. Creo nuevos sueños donde no había ni dragones ni príncipes, ya solo estaba ella con personas maravillosas.


Esta es la historia de muchas mujeres que consiguen salir de sus relaciones toxicas plagadas de violencia de género, hay algunas que no lo consiguen. Las mujeres quieren ser libres no valientes.

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho tu historia. Espero que aquellas mujeres que viven con monstruos, se liberen de ellos y que sean ellas mismas. Ni princesas ni cenicientas.

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