jueves, 23 de marzo de 2017

Una noche mágica




Leo era muy solidario, siempre que pasaba al lado de un vagabundo que pedía dinero, le daba casi todas las monedas que llevaba encima. Cuando veía a un gatito o a un perro le daba parte su almuerzo. En clase, ayudaba a todos los compañeros que  lo necesitaban. Iba a 1º de la ESO, y la mayoría de los alumnos tenían dificultades en alguna asignatura, pero él sacaba buenas notas en todo, incluso en los deportes, era el capitán del equipo de fútbol del colegio.

Aquel día estaba emocionado, esa noche era la noche en la que "venía Santa Claus". No se había pedido muchos regalos, incluso lo que deseaba era pequeño y no muy caro. Él quería con mucha fuerza un cómic de superhéroes y un juego para la Play Station de coches. Sabía que sus padres se lo comprarían por sus buenas notas. Estuvieron todo el día en casa de sus tíos. A Leo le parecían muy divertidos pero ese día quería irse rápido a su casa y ponerse a dormir inmediatamente. Por fin, se fueron y, en cuanto llegaron a su casa, a pesar de ser muy pronto, Leo se metió en su cama y se puso a soñar...
Se despertó, sobresaltado. Había oído un ruido en el salón de su casa. Lentamente, salió nervioso de la cama. Al llegar al salón, vio los regalos que él quería. Eso lo extrañó, ya que si sus padres los hubiesen colocado, se habrían cruzado. Entonces observó en la oscuridad los regalos y se dio cuenta de que había una tarjeta encima de ellos. La cogió y vio que había un mensaje que decía que, como se había portado muy bien, ese año "Santa Claus" le había regalado algo especial.

De repente, el regalo que parecía un cómic empezó a agitarse solo. Entonces, salió un resplandor dorado del cómic, que envolvió toda la habitación. Después de ese fogonazo, Leo descubrió que había alguien más en el salón. Era el Jocker, el villano de su regalo, que se rio maquiavélicamente. Entonces el chico reaccionó y echó a correr hacia el dormitorio de sus padres, pero un coche le tapaba la  salida de la habitación. El chico oyó otra vez la malvada risa del villano detrás suya y todo se volvió negro.
Leo se revolvió muy agitado cuando notó que una mano lo agarraba del hombro. Pero entonces reconoció la voz de su madre intentando despertarle y se despegó las sábanas del cuerpo sonriendo abiertamente. Pero nadie se dio cuenta de la tarjeta que había en la cama, al lado de donde él había dormido, en la que ponía que Leo había sido muy bueno.

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